Ahora bien, dejando un poco la boludez de lado, vamos a ponernos serios.

Bueno, luego de dos años en mis manos la nena tuvo su debut en la ruta. Cortito el debut pero debut al fin, porque nos fuimos a tan solo 128.5 km de Bs. As., pero suficiente para probar sus bondades.
El último viaje nuestro había sido en diciembre 2012 con mi amada courier que nos había llevado en esas fechas a la costa y nos fuimos a modo de despedida de ella, y por diez años incansables al sur sin jamás decir ni mu ni dejarme tirado nunca, un fierro como pocos a pesar de que muchísima gente no la podía ni ver, en nuestro caso devoró kilómetros de a miles y jamás se mosqueó. Pero durante 2013 y 2014 por problemas de salud de mi señora y algunos económicos estuvimos atados a la gran ciudad.
Este febrero 2015 pintó salir 5 días para oxigenar el marulo, porque sino era internarse en un psiquiátrico. Destino: DUGGAN. Un pueblo pasando San Antonio de Areco, ínfimo, cinco cuadras por cinco cuadras, una calle asfaltada, y 0 gente alrededor. Solo campo y campo.
Si bien cortito el viaje suficiente para tomar contacto de como se mueve la nena, y sobre todo la enorme diferencia entre mi anterior endura-e 1.8D de tan solo humildes 60 burritos y este 1.8N de 90 burros y 15 kgm de torque. Maaaamaaadeera. Como empuja la bestia.
Acostumbrado sufrir, parir, y carretear km para pasar un simple camión con mi querida courier, cuando a 110 km/h ya se la escuchaba al endura-e casi pidiendo por favor no pases el mionca porque se lo notaba que mucho más no podía dar y emprender el paso era darle rosca y rosca para llegar con muuucha paciencia y precaución a los 120 km/h, a la actual bebé a 110 km/h va como parada y me bastó en una oportunidad peinar el acelerador para que vuele casi en la distancia de medio acoplado a levantar velocidad como misil y rondar los 150 km/h en nada, pasando no solo uno, sino dos camiones, un tractor y cachivaches varios. Mamita que diferencia, que tranquilidad, que seguridad, que empuje, encima con resto para más. Lo que he sufrido años, han sido horrores yendo al sur, ni hablar con viento en contra, la pobre courier se moría, hoy en cambio la bestia empuja y se me ríe casi preguntando ¿hasta acá hermano, no te animás a más?.
En fin, anécdotas de esta nueva forma de viajar, a 110 km/h es impecable y una belleza como va, incluso a 120 km/h también, y el consumo me sorprendió. De lleno lleno con tres cortes del surtidor (porque trato de cargarle yo) a la raya clavada en medio tanque, 300 km a casi siempre 110 km/h y un pelo más cuando había que pasar a alguien. Cierto que la primera mitad siempre rinde más que la última pero no imaginaba esto.
Y con todas las ventanas cerradas es el sumun. Se puede escuchar bien la radio, hablar, poco ruido eólico, poco ruido del motor, muy buena insonorización.
Así que ojalá, Dios lo permita, si este año que ya la salud lo permite y el bolsillo no aprieta volvamos a carretear las rutas, por lo pronto ya hay vista una nueva experiencia algo más larguita, Victoria en Entre Ríos, si podemos en marzo. Y lo más importante quizás y solo quizás, debutar en la ruta de mi amor incondicional con rumbo patagónico, el próximo invierno. Ojalá se nos de.
Y como siempre, uno no termina de enamorarse hasta que no sale a la ruta, ahí es donde uno termina de cerrar esta relación de pareja vehículo/persona, y nos hemos dado cuenta que somos el uno para el otro, todos estamos leonizados. Bueno les dejo algunas fotos del lugar, de la ruta, de la nena perdida por ahí, no faltó la visita obligada a la estación, y lamento pero no hay la estética patagónica, los campos son más bien monotonos en su estética así que no da para poner muchas fotos.
Bueno, no los aburro más.



























