Pasó un tiempo dado que estuvimos imposibilitados tanto por salud como por dinero, pero volvimos.
Es utilizando una conocida expresión, "nuestro lugar en el mundo".
Claro que corriendo hasta el último minuto, recordarán que estuvimos a punto de ir a la costa, casi a punto de señar y en vez de señar un depto ahí, señamos una camioneta. Con el cronómetro en contra, la entrega que se dilató, perdimos el feriado de carnaval, y una entrega sobre la hora de la cual salimos corriendo a verificar por el seguro, de ahí al mecánico para ponerla en condiciones y revisar todo, y de ahí a cargar las valijas. Dilación que quitaba días allá dado que había que volver para las clases y de casi tres semanas más viaje que calculábamos estar, se redujo a 12 días más el viaje. Pero bue, el invierno nos espera.
Como decía, de ahí a....Bari. Hacía 5 años que no íbamos. Es más el último viaje había sido con la courier, ya que la patagónica que nos dejó solo había ido dos veces a la costa, así que la Berli (bautizada por un insolente como "la ranita") debutaba con la pesada carga de demostrar "la" diferencia entre un humilde furgón con un Endura 1.8D y las burros que empujan a la ranita. Aclaro que la rojita (mi amada courier), era 100% furgón, no tenía ventanas, apenas una butaca individual donde Lucila (nuestra hija) parió un par de viajes a Bariloche bajo el abrazador calor pampeano y neuquino, así que la expectativa era enorme por demás. Se sumaba que la rojita demostró durante 10 años una confiabilidad intachable siendo que jamás siquiera atinó a estornudar en la tarea de recorrer semejantes distancias hasta destino, más lo que yiraba por aquellos lares.
Pero antes de ir al asunto vamos a unos auspicios:
Como parte de la puesta a punto, entre otras cosas previo a la salida, se reemplazó el refrigerante (junto con todo lo relacionado con la distribución) y en el lubricentro cambiamos todo y dado que la ranita pasará varios años con nosotros (pretende disputar el trono de la rojita) decidimos darle lo mejor para asegurarnos larga vida útil.

El viaje de ida se divide en dos días. Es la variante que nos resulta más equilibrada y que utilizamos hace añares, y en la que todos estamos de acuerdo dada la cantidad de horas que se pasan encima del auto, la que tiene según nuestras necesidades más pro que contras.
Primer día Bs. As. - Gral. Acha. 700 km.
Segundo día Gral. Acha - Bariloche 900 km.
Primer día:
Provincia de Bs. As.
No muy lejos de aquí, no se puede dejar de visitar a ella, la inconfundible, claro que nadie quiso bajar. "Las cancheras" estaban frescas todavía y apenas si sacaron la foto desde el auto, horas después la ruta daría revancha.

La provincia puede ser "algo" monótona a pesar de una vegetación que se presenta con color, lo que lleva a tener que entretener a la más pequeña de diversas formas. Básicamente jugando al truco, carioca y otras artes de los naipes, porque acá lo tecnológico no tiene cabida, 0 tablet, 0 notebook, 0 celular.



Evidentemente, la adulta a cargo de la menor, conserva deudas de juego y ha preferido el anonimato, escondiendo su rostro bajo la baraja.

Mientras atrás reinaba la jarana y el descontrol de la timba, el devenido en chofer continuaba serio y concentrado en la tarea de llevar a destino, salva y sanas a estas dos timberas viejas que estaban apostando hasta lo que no tenían.



No podemos dejar de mencionar a quienes ocuparon los cargos de acompañantes, trabajo de un valor incalculable, sin flaquear un instante en todo el viaje tanto de ida como de vuelta.
Para ellos, gracias, totales.




La ruta.
Desde Acassuso tomamos panemericana hasta Pilar (así evitamos varios peajes, tanto Buen Ayre como Oeste), cruzamos en diagonal por la 34 hasta la 6, pocos metros por acceso oeste, rotonda Luján y finalmente, ruta 5 hasta Santa Rosa.




Estirando sobre el final las últimas gotas de la nafta cargada en Acassuso para llegar con un tanque hasta Santa Rosa y hacer la primera recarga de nafta a precio patagónico, dejamos 6 horas de rumbo oeste para girar al sur y tomar la ruta 35.









Luego de casi una hora giramos nuevamente al oeste tomando la 152, para al cabo de unos minutos llegar a Gral. Acha., punto final del primer día donde un pequeño y simpático motel llamado Agua Dulce nos esperaba para reponer fuerzas.
La ranita prefirió sacar chapa del apodo y plantó bandera junto al resto de la parentela que pululaban por el resto del parque al grito de croa croa croa (a la fecha desconocemos que estuvieron hablando la ranita y toda la caterva de sapos que la rodeaban).




Continuará......