Muuuy atenti si pasan al costado de gente cortando pasto, sea en una avenida, casa, country, ruta o lo que sea donde verdes especímenes de la naturaleza crescan en altura buscando los rayos del sol, por caso una persona o el típico malón de varios cortando amplitudes verdes.
Porque a diferencia de otras latitudes donde está reglamentado y prohibido utilizar todo tipo de corta pasto/malezas del tamaño que sea sin protección para elementos que pudieran salir despedidos, acá, al no pasar eso están a merced de desconocidos misiles disparados a velocidad de proyectil militar de la OTAN.
Ergo, una linda tarde de fin de verano, y a tan solo 10 días de comenzar el refrescante otoño para aquellos que sufrimos la asfixia del calor, conduciendo por las tierras del Gran Hermano, observando desde la comodidad de la butaca del conductor el agua que fluye por la pista nacional de remo entre los árboles, disfrutando la suave brisa fresca que nos brinda tamaño invento realizado por el viejito Carrier, en ese desplazamiento casi idílico, como flotando en el aire, de la nada aparente uno recibe soberano hondazo incrustando una piedra vaya uno a saber de que tamaño en el tercer paño lateral vidriado lado acompañante.
El resultado es infinidad de pequeños cristales esparcidos por la madre tierra, un susto del orto, un ¿que carajo fue eso?, y a la re mierda con la tarde y la puta que lo parió.
Así que si al circular han de observar en el horizonte estes personajes asociados seguramente en un acuerdo espúreo con las compañías que fabrican cristales para vehículos, mejor cambiar de carril y utilizar de escudo maravillosos voluntarios que sin nada a cambio gustarán de ponerse sobre nuestra derecha para brindarnos valiente protección.